miércoles, 28 de febrero de 2018

De Baeza a Sevilla


         Ya instalados en Sevilla en la huerta llamada “Huerta de las tres puertas”, una finca enorme que contaba con un gran caserío, unos arcos altísimos a la entrada, y numerosas habitaciones. Tenía también, junto a la casa, unas cuadras para animales, alberca y tierras para sembrar, un gran pozo, y otras dependencias más pequeñas adjuntas al caserío. En esta finca llegamos a tener una de las mejores vaquerías que en aquellos tiempos existían en Sevilla. Se encontraba situada la huerta, más o menos, en lo que es hoy la estación de Santa Justa. El acceso a la citada huerta era por calle oriente, hoy Luis Montoto y calle Muñoz Seca. Pues bien, fue aquí donde transcurrieron mis primeros años vividos en Sevilla.
         Cuando lo recuerdo, empiezo a vislumbrar como todo aquello queda tan lejano, pero lleno de ilusión. Ahora me doy cuenta que ni yo ni mis hermanos teníamos caprichos porque era imposible tenerlos. Descubrí también que en mi familia, sin que me de vergüenza decirlo, existía la presencia normal de Dios, y no porque se hablara de sufrimiento, de misterio, de amor o de dolor, sino porque en el silencio descubríamos siempre la luz, pues detrás del silencio está el amor, que era una de las cosas que gozamos mientras íbamos creciendo.
         Ya con nueve años me iba acostumbrando a vivir en la ciudad, mis hermanos y yo íbamos descubriendo los rótulos de las calles, el ambiente de nuestro entorno, y junto con amigos nos adaptamos a una nueva vida, sin olvidar que íbamos creciendo en un ambiente campesino y ganadero.
         En estos primeros años ayudaba a mi padre, y el trabajo consistía en lo siguiente: había que salir diariamente dos veces a repartir la leche, pues la gran vaquería que poseíamos exigía tener una gran clientela donde entregar la producción de leche. Tal demanda se encontraba en el centro de Sevilla y algunos barrios, especialmente hoteles, bares y confiterías. Recuerdo el Hotel Madrid, hoy El Corte Inglés de la Magdalena; Hotel Italia, ya desaparecido. Para estos menesteres contábamos con un carro tirado por un caballo que por norma siempre iba al trote, haciendo sonar los tres o cuatro cascabeles que le quedaban colgados en la collera. Mi misión no era otra que permanecer de guarda de todas las cántaras y botellas que quedaban en el carro hasta que mi padre volvía de haber entregado a cada cliente su correspondiente cantidad de leche. Me conocía Sevilla como podía conocerla un taxista, y por tanto, sus calles, sus plazas, sus edificios y sus puentes, por ejemplo, el puente de la calle Oriente, hoy desaparecido, como tantos otros. No olvido que en la calle José Antonio, hoy la avenida de la Constitución, entregábamos diariamente leche en la confitería Filella, pues quien entregaba a este cliente su pedido era yo, y no por casualidad, sino porque este buen hombre me obsequiaba siempre con uno o dos dulces, que en aquellos años, se agradecía.
         Existe en mi memoria aquellos lejanos años de la cartilla de racionamiento, la fiscalía de tasas, y la estridencia del gasógeno, o aquella Semana Santa de antaño, en la que al llegar el Domingo de Ramos, quedaba prohibida toda clase de espectáculos; y en las iglesias todas las Imágenes se cubrían con mantos o velos morados, quedando totalmente tapados en los días de Semana Santa. Al llegar el Sábado de Gloria, los carteles volvían a anunciar la presentación de una estrella de la canción o el estreno de nuevas películas en el cine. Lo cierto es que, durante la Semana Santa, se cerraban todos los locales llamados de diversión, nadie se acordaba de ellos, desde la salida de la Borriquita hasta la entrada de la Soledad de San Lorenzo, sentíamos devoción y respeto hacia las imágenes, e intentábamos vivir y sentir la liturgia de estos días con el mayor recogimiento. Nos gustaba, también, escuchar la voz transparente de Rocío Vega, “la niña de la Alfalfa”, o en otro balcón, la saeta de Manolo Vallejo y de tantos otros. Esta Semana Santa de ahora no es, ni mucho menos, como aquella de antaño.

Reparto de leche confitería Filella


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